Trasmochar puede ser un negocio y reduce el riesgo de incendios

D.D.

En la Comunidad de Madrid hay 11.870 hectáreas de fresnedas, de ellas 7.673 se encuentran en propiedades de pequeña o mediana superficie. La poda o trasmocho alarga la vida de los fresnos y reduce el riesgo de incendios, además de reportar forraje para el ganado y leña. Unos beneficios que pueden ser “una oportunidad de negocio para nuevos emprendedores”, ha asegurado el director general de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Ricardo Riquelme, quien señala  que “allí donde se estén aprovechando de una manera sostenible los recursos forestales, se generará empleo y desarrollo rural”. Además, el aprovechamiento de maderas con un destino energético provoca que se dejen de utilizar combustibles fósiles, mucho más contaminantes”.

Técnica tradicional

El trasmocho consiste en la eliminación completa de todos los componentes de la copa del fresno, dejando sólo el tronco y su eje de prolongación limpio de toda formación y elemento verde.

Las ramas se cortan al final del verano llenas de hojas y se dan al ganado cuando comienza a escasear el pasto o se secan y almacenan hasta el invierno. En cambio, la poda para madera se realiza en los meses fríos del año y con hacha, en detrimento de la motosierra. “La técnica tradicional del trasmocho en grandes árboles se intenta mantener como bien cultural porque contribuye de manera decisiva a la conservación del paisaje tradicional y a la mejora de la ganadería”, ha afirmado el director general de Medio Ambiente.

El trasmocho se realiza en altura, de forma que los nuevos brotes no sean accesibles para el ganado. El fresno, por su necesidad de humedad, ocupa suelos capaces de producir excelentes pastizales, y podándolo en altura permite compaginar la utilización de su madera con el aprovechamiento de los pastos por parte del ganado.