Los coches del Papa

Juan Castelblanque

Francisco es el nuevo representante mundial de la Iglesia Católica. Quienes le conocen lo definen como un hombre de fuertes convicciones y con una atenta mirada a los pobres. Dicen de él que es sencillo y humilde. Durante estos días hemos escuchado los relatos de cómo siendo cardenal en Argentina se desplazaba en transporte público rechazando el privilegio que supone ir en un automóvil oficial. Una forma de ser y actuar que se espera quedé de manifiesto también en los coches que utilice como Papa.

Los vehículos usados por los representantes de Dios en la tierra demuestran los rasgos de personalidad de los distintos pontífices a lo largo de la historia. Entre los más destacados se encuentra la carroza Berlina de Gran Gala, mandada construir en 1826 por el papa León XII, que fue a su vez mejorada por Gregorio XVI en 1841. El primer vehículo motorizado que entró en el Vaticano fue un Bianchi Tipo 15, donado por la Asociación de Mujeres Católicas de la Archidiócesis de Milán al poco de iniciar su pontificado Pio XI. Fue entonces cuando los fabricantes se dieron cuenta de que donar coches a los papas era una fantástica forma de hacer publicidad.  Así durante los felices años 20 del pasado siglo regalaron modelos como el Bianchi Tipo 20 o el Fiat 525. Pio XI también recibió un lujoso Citroën C6 Lictoria Sex de manos del fundador de la marca automovilista francesa, André-Gustave Citroën, un Graham Paige 837 y un Mercedes limusine 460, diseñado por Ferdinand Porsche.

En 1960, tras la Segunda Guerra Mundial, el primer automóvil papal fue un Mercedes 300 d, conocido como el Mercedes Adenauer, por ser el que también utilizaba el primer canciller de la RFA, Konrad Adenauer. La casa alemana realizó un carrozado especial y sobre las puertas grabó el escudo de armas del papado de Juan XXIII, quien fue el primer Santo Padre que gozó de aire acondicionado en el interior de su coche.

Durante el pontificado de Pablo VI, este vehículo fue reemplazado por una versión especial del Mercedes 600, y éste a su vez por varios Mercedes 300 SEL. Este Papa fue el primero que se subió a un papamóvil, fue en 1975, aunque el término no se generalizó hasta la época de Juan Pablo II, quien los uso en sus innumerables viajes por todo el mundo. Al Santo Padre polaco le gustaba estar cerca de la gente y desde el principio se dejó ver con frecuencia a bordo de un Fiat Campagnola, que pasó a ser su coche oficial. Fue en este auto donde Karol Wojtyla sufrió el atentando perpetrado por Ali Agca el 13 de mayo de 1981.  A pesar del disparo recibido, Juan Pablo II nunca permitió que su servicio de seguridad se deshiciera de este vehículo, que suponía un auténtico dolor de cabeza para los agentes, quienes en 1999 vieron con agrado como el Pontífice aceptaba un Mercedes ML modificado.

El actual Papa emérito, Benedicto XVI, también uso diferentes modelos. El más utilizado fue un Mercedes-Benz Clase G, al que, a diferencia del de su predecesor, se le podían bajar las ventanas.

Ahora, con la llegada de Francisco al Vaticano, los fabricantes tienen una nueva oportunidad de conseguir el favor del Papa y ver como su creación recorre medio mundo llevando en su interior al Santo Padre, mientras éste es observado por millones de fieles.